La Palabra de Dios es comunicación de Vida y salvación. Dios se manifiesta para entrar en comunión, en diálogo fecundo con la humanidad. En el marco de la Alianza entre Dios y su pueblo, el Señor se muestra en acontecimientos concretos, a través de hechos salvíficos. En esta relación dialogal, también el ser humano recibe una identidad, una misión y vocación. La Sagrada Escritura revela al ser humano, en su origen en el amor de Dios, en su capacidad de encuentro, en su vocación al amor y la solidaridad. La Biblia habla, por supuesto, de Dios, pero al hacerlo habla también de su interlocutor, el ser humano, el pueblo de Dios, el creyente. Como Palabra divina y humana, revela a comunidades y personas que vivieron situaciones de bendición y de crisis, testigos de la misericordia del Señor.